Comportamientos repetitivos de caracter ofensivo, amenazante, mezquinos e insultantes. Recientemente se ha ampliado al uso del correo electrónico para transmitir información de naturaleza sexual, racial u ofensiva, generalmente en el lugar de trabajo, donde las consecuencias pueden ser potencialmente más perjudiciales para la víctima. Por esta razón, la responsabilidad recae sobre los empleadores para demostrar que no solo tienen una política de seguridad, sino también la tecnología y los controles para vigilar estas situaciones, mediante el análisis de palabras clave o el seguimiento de los correos electrónicos.
