Ataque sobre un ordenador consistente en el envío de un ping mal construido que provoca una caída del sistema. Los ping no suelen tener un tamaño superior a los 64 bytes, y muchos ordenadores no podían tratar mensajes superiores a 65.536 bytes, por lo que al recibir una petición de este tamaño se producía un desbordamiento de buffer que causaba un fallo del sistema.